“Procurando lo mejor
estropeamos
a menudo lo que está bien”
William Shakespeare
Por la mañana siguiente en tanto
desayunábamos, aun llovía, como el huracán no tardaría en llegar y ya nuestra
casa estaba asegurada, no nos preocupábamos de que algo malo pasara.
- ¿Qué dibujas hija? –Pregunto mi
madre tomando café y comiendo galletas.
- Nada en especial, solo practico
para ser una buena tatuadora – Conteste en tanto encendía un cigarrillo.
- ¿No te volverás como esos tipos
llenos de aros y tatuajes verdad? –Pregunto Jamie riendo.
- Nunca se sabe… - Dije negando
con la cabeza.
- Mamá ya que hay electricidad,
repara mi muela por favor ¡Me esta matando! – Exclamo mi hermana que
ciertamente, tenia caries por comer tantos dulces y no cepillarse los dientes,
ni usar hilo dental.
- ¡Jamie James! ¡¿Otra vez?!
¡Tendré que hacerte una dentadura nueva para tus 30 años! –La regaño mamá. –
Ya, ve al consultorio… - Agrego caminando hacia su consultorio.
Que en realidad estaba a un lado
de la casa, la puerta debajo de las escaleras conectaba el consultorio la sala
de espera del consultorio con la
Sala de la casa.
- Bueno… - Contesto mi hermana
menor siguiéndola.
- Beth… Aun no entiendo bien lo
que ocurrió anoche… - Dijo Jade mirándome.
- Yo tampoco… - Conteste
desviando la mirada.
- Es extraño… Comprometerse a
estar solo con una persona y que tu mejor amiga te de un susto de muerte… -
Explico mirándome.
- Creo que le das demasiada
importancia, actúas como si nunca hubiera ocurrido… - Respondí intentando
proseguir con mi dibujo.
- Tu y yo… En nuestras relaciones
con otras personas, no usamos la palabra “Amor” muy seguido ¿Verdad? –
Pregunto. Mi respuesta fue solo evitar su mirada y mirar hacia el techo. – Kim
dice que si amas a alguien, debes decirlo, expresarlo en voz alta… de lo
contrario solo… - Prosiguió sin quitar la mirada sobre mi.
- Pasa de largo… - Continúe su
frase con una mezcla de sentimientos que sería difícil explicar. Ella solo asintió.
- Por eso es que, se siente
extraño abrazarle todo el tiempo que yo quiera y ella no se aleja y lo
corresponde… - Alego terminando su café.
- Si… Lo hacías, te alejabas,
todo el tiempo… - Objeto.
- No he cambiado nada – Dije en
tanto ella ladeaba la cabeza hacia un lado riendo al igual que yo. - ¿Eres
feliz? – Pregunte para luego verla asentir. No se si es que me dolió verla
responder tan francamente, o me desanimo ¿Por qué? Si era mi amiga yo debería
estar feliz de su felicidad y no era que no me gustara que fuera feliz… Sólo
tarde un momento para decirme a mi misma ¿Qué más da? Es la vida y la vida
continúa….
- No te sientas desdichada –
Contesto riendo.
- ¡¿Quién se siente desdichada?!
¡Yo no me siento desdichada! Me alegra, ya te lo dije puedes hacer de tu
trasero un cuadro Jade – Exclame riendo.
- Jajajajaja ¡Ven aquí! – Dijo
abrazándome y tomándonos una foto con su cámara.
- ¡Me duele! ¡Me duele! –Grito
Jamie corriendo hacia la cocina.
- Dios, que llorona – Acusó Jade
riendo.
- ¡Pero si esta anestesiada! –
Exclamo mi madre señalando a mi hermana y mirándome. – Juguemos a algo –Agrego
mirándonos.
- ¡Twister! – Dijo la menor
levantando la mano.
Todas sentimos de inmediato y
luego de largas horas de estirar nuestros músculos a más no poder el huracán
llego, la electricidad se había ido y el viento y la tormenta castigaban fuerte
la casa, tanto que crujía.
-Dios mío que miedo… - Dijo Jamie
en tanto presenciábamos el huracán por una pequeña ventanita en el ático. –
Oye… ¿No es Louis? – Pregunto señalando al pequeño gato que trataba de
resistirse al viento oculto en un arbusto.
- ¡¡Louis!! –Grite dispuesta a ir
por el.
- ¡¡Elizabeth ni se te ocurra
salir!! – Exclamo mi madre tomando mi brazo fuertemente.
- ¡Pero esta allí afuera solo! –
Grite desesperada.
- ¡Es un gato! ¡Los gatos saben
protegerse! ¡Te lastimara si te acercas! – Dijo mi madre intentando hacerme
entrar en razón.
- Iré de todas formas mama –
Conteste separándome de ella y saliendo de la casa.
Al llegar a la acera, casi no
podía mantenerme en pie ¿Cómo haría para llegar hasta Louis? Cruce la calle,
intentando no caer y logre divisar la cola de Louis por entre el arbusto.
-Ven Louis, ven con mami – Dije
tratando de tomarlo con mis manos, en tanto el se alejaba. Al tomarlo
abruptamente el comenzó a arañar mis brazos y mi pecho – ¡Cálmate Louis!
–Exclame presionándolo contre mi pecho, cuando de pronto vi que un gran trozo
de acero, que en realidad era como una especie de techo de chapa, volaba hacia
nosotros; me tire el piso al verlo frente a mi, sosteniendo a Louis
fuertemente, asustarla al escuchar el ruido del acero golpearse contra el
asfalto corrí hacia el interior de mi casa.
- ¡¿Estas bien hermana?!
–Pregunto Jamie cerrando la puerta con dificultad en tanto yo largaba a mi
pequeño gato que corrió debajo del sofá enojado.
- ¡¡Lita!! ¡¡Te dije que no
salieras!! –Me regaño mi madre en tanto yo me limpiaba la sangre de mi pecho y
brazos.
- Estoy bien… - Dije subiendo
otra vez al ático.
- ¡Chiflada! ¡¿Cómo se te ocurre
hacer algo así?! – Espeto Jade vendando mis brazos.
- ¡Podrías haber muerto! –
Exclamo mi hermana menor mirándome.
Una semana después estábamos
listas para volver a nuestras vidas, la maldita Jade estaba viviendo en el
hotel Newport Beach en tanto reconstruían su casa y aunque sabia que podía
quedarse en casa no quiso hacerlo, ya saben para que su novia y yo no volviéramos
a golpearnos.
Mama ya había reabierto su
consultorio y Jamie y yo ya habíamos vuelto al trabajo.
Allí en el trabajo mi ex novio
Carter me molestaba continuamente, llegue al punto de no escucharlo, aunque era
mi jefe, pero sabía que no sería despedida por el simple hecho de sobornar al
mejor tatuador de la tienda que quería salir con mi hermana menor.
- Elizabeth hoy salgo temprano, así
que puedes quedarte con mis clientes de perforaciones –Explico Mick dándome su
agenda.
- Te ves muy bien… ¿Tienes una cita?
– Pregunte guiñando mi ojo.
- Si, con la sexy de tu hermana,
gracias Elizabeth – Dijo sonriendo. –Por cierto debo pedirte algo más… Agrego mirándome.
- Llámame Lita maldito… -
Conteste negando con la cabeza. - ¿Quién es ese espécimen? – Pregunte al ver a
un muchacho entrar al local, parecía que estaba perdido o algo confundido,
aunque podías ver cualquier cosa en el local.
- ¡Oh! ¡De eso quería hablarte! –
Exclamo silbándole al muchacho que se acerco rápidamente. – El es mi primo
Robert, acaba de llegar de Londres, vivirá conmigo así que… Se quedara contigo
hasta que yo vuelva de mi cita – Dijo tomando sus cosas.
- ¡Oye! – Grite mirándolo.
- Robert, ella es Lita y te
mostrara la cuidad, diviértanse – Se despidió para luego irse feliz.
- Um, debo hacer unas
perforaciones así que deberás esperarme… No toque eso – Dije quitándole una
aguja de perforación. - ¿Qué haces en Orange? – Pregunte acomodando mis cosas
para atender a los clientes de Mick.
- Pues comienzo a trabajar mañana
como Chef en el hotel Holiday Inn – Contesto en tanto yo preparaba a un cliente
para perforarlo.
- ¿No eres demasiado joven para
hacerte cargo de toda una cocina? – Le pregunte en tanto el cliente elegía el
piercing que quería ponerse.
- Sí, tengo 25 pero soy el mejor –
Respondió con aires de superioridad.
¡Tendré problemas con este snob
prepotente! Me dije a mi misma en tanto me apuraba para terminar con los
clientes de Mick.
- La verdad es que, no entiendo a
las mujeres que llevan esta clase de vida, creo que este es un trabajo para
hombres… Las mujeres se ven toscas y además parecen de mal gusto y nada
refinadas – Desaprobó el muchacho con ese tono ingles que comenzaba a odiar.
Dirigí una mirada asesina hacia
el, quería matarle.
- ¿Eso es porque crees que las
mujeres no son capaces o porque eres un snob almidonado de clase social alta
neo-europea, que vive en una mansión a las afueras de Londres? – Pregunte con
algo de imparcialidad.
- Pues, lo primero – Contesto sin
inmutarse.
- Ya veo, entonces eres algo así
como un idiota… ¿Puedes acaso morir y dejarme tranquila? – Dije comenzando un
duelo de miradas asesinas con ese Robert, al que estaba a punto de golpear.