miércoles, 11 de julio de 2012

Las mujeres James - Capitulo 9º

Capitulo 9º - El Gato Ingles





“Procurando lo mejor estropeamos
a menudo lo que está bien”
William Shakespeare

Por la mañana siguiente en tanto desayunábamos, aun llovía, como el huracán no tardaría en llegar y ya nuestra casa estaba asegurada, no nos preocupábamos de que algo malo pasara.

- ¿Qué dibujas hija? –Pregunto mi madre tomando café y comiendo galletas.
- Nada en especial, solo practico para ser una buena tatuadora – Conteste en tanto encendía un cigarrillo.
- ¿No te volverás como esos tipos llenos de aros y tatuajes verdad? –Pregunto Jamie riendo.
- Nunca se sabe… - Dije negando con la cabeza.
- Mamá ya que hay electricidad, repara mi muela por favor ¡Me esta matando! – Exclamo mi hermana que ciertamente, tenia caries por comer tantos dulces y no cepillarse los dientes, ni usar hilo dental.
- ¡Jamie James! ¡¿Otra vez?! ¡Tendré que hacerte una dentadura nueva para tus 30 años! –La regaño mamá. – Ya, ve al consultorio… - Agrego caminando hacia su consultorio.

Que en realidad estaba a un lado de la casa, la puerta debajo de las escaleras conectaba el consultorio la sala de espera del consultorio con la Sala de la casa.

- Bueno… - Contesto mi hermana menor siguiéndola.  
- Beth… Aun no entiendo bien lo que ocurrió anoche… - Dijo Jade mirándome.
- Yo tampoco… - Conteste desviando la mirada.
- Es extraño… Comprometerse a estar solo con una persona y que tu mejor amiga te de un susto de muerte… - Explico mirándome.
- Creo que le das demasiada importancia, actúas como si nunca hubiera ocurrido… - Respondí intentando proseguir con mi dibujo.
- Tu y yo… En nuestras relaciones con otras personas, no usamos la palabra “Amor” muy seguido ¿Verdad? – Pregunto. Mi respuesta fue solo evitar su mirada y mirar hacia el techo. – Kim dice que si amas a alguien, debes decirlo, expresarlo en voz alta… de lo contrario solo… - Prosiguió sin quitar la mirada sobre mi.
- Pasa de largo… - Continúe su frase con una mezcla de sentimientos que sería difícil explicar.  Ella solo asintió.
- Por eso es que, se siente extraño abrazarle todo el tiempo que yo quiera y ella no se aleja y lo corresponde… - Alego terminando su café.
- Cuando… Es decir cuando nosotras… - Intente contestar antes de que, obvio, ella me interrumpa.





- Si… Lo hacías, te alejabas, todo el tiempo… - Objeto.
- No he cambiado nada – Dije en tanto ella ladeaba la cabeza hacia un lado riendo al igual que yo. - ¿Eres feliz? – Pregunte para luego verla asentir. No se si es que me dolió verla responder tan francamente, o me desanimo ¿Por qué? Si era mi amiga yo debería estar feliz de su felicidad y no era que no me gustara que fuera feliz… Sólo tarde un momento para decirme a mi misma ¿Qué más da? Es la vida y la vida continúa….
- No te sientas desdichada – Contesto riendo.
- ¡¿Quién se siente desdichada?! ¡Yo no me siento desdichada! Me alegra, ya te lo dije puedes hacer de tu trasero un cuadro Jade – Exclame riendo.
- Jajajajaja ¡Ven aquí! – Dijo abrazándome y tomándonos una foto con su cámara.
- ¡Me duele! ¡Me duele! –Grito Jamie corriendo hacia la cocina.
- Dios, que llorona – Acusó Jade riendo.
- ¡Pero si esta anestesiada! – Exclamo mi madre señalando a mi hermana y mirándome. – Juguemos a algo –Agrego mirándonos.
- ¡Twister! – Dijo la menor levantando la mano.

Todas sentimos de inmediato y luego de largas horas de estirar nuestros músculos a más no poder el huracán llego, la electricidad se había ido y el viento y la tormenta castigaban fuerte la casa, tanto que crujía. 

-Dios mío que miedo… - Dijo Jamie en tanto presenciábamos el huracán por una pequeña ventanita en el ático. – Oye… ¿No es Louis? – Pregunto señalando al pequeño gato que trataba de resistirse al viento oculto en un arbusto.
- ¡¡Louis!! –Grite dispuesta a ir por el.
- ¡¡Elizabeth ni se te ocurra salir!! – Exclamo mi madre tomando mi brazo fuertemente.
- ¡Pero esta allí afuera solo! – Grite desesperada.
- ¡Es un gato! ¡Los gatos saben protegerse! ¡Te lastimara si te acercas! – Dijo mi madre intentando hacerme entrar en razón.
- Iré de todas formas mama – Conteste separándome de ella y saliendo de la casa.

Al llegar a la acera, casi no podía mantenerme en pie ¿Cómo haría para llegar hasta Louis? Cruce la calle, intentando no caer y logre divisar la cola de Louis por entre el arbusto.

-Ven Louis, ven con mami – Dije tratando de tomarlo con mis manos, en tanto el se alejaba. Al tomarlo abruptamente el comenzó a arañar mis brazos y mi pecho – ¡Cálmate Louis! –Exclame presionándolo contre mi pecho, cuando de pronto vi que un gran trozo de acero, que en realidad era como una especie de techo de chapa, volaba hacia nosotros; me tire el piso al verlo frente a mi, sosteniendo a Louis fuertemente, asustarla al escuchar el ruido del acero golpearse contra el asfalto corrí hacia el interior de mi casa.

- ¡¿Estas bien hermana?! –Pregunto Jamie cerrando la puerta con dificultad en tanto yo largaba a mi pequeño gato que corrió debajo del sofá enojado.
- ¡¡Lita!! ¡¡Te dije que no salieras!! –Me regaño mi madre en tanto yo me limpiaba la sangre de mi pecho y brazos.
- Estoy bien… - Dije subiendo otra vez al ático.
- ¡Chiflada! ¡¿Cómo se te ocurre hacer algo así?! – Espeto Jade vendando mis brazos.
- ¡Podrías haber muerto! – Exclamo mi hermana menor mirándome.
- Pero no paso nada, ahora déjenme en paz  - Dije de mal humor.




Una semana después estábamos listas para volver a nuestras vidas, la maldita Jade estaba viviendo en el hotel Newport Beach en tanto reconstruían su casa y aunque sabia que podía quedarse en casa no quiso hacerlo, ya saben para que su novia y yo no volviéramos a golpearnos.
Mama ya había reabierto su consultorio y Jamie y yo ya habíamos vuelto al trabajo.
Allí en el trabajo mi ex novio Carter me molestaba continuamente, llegue al punto de no escucharlo, aunque era mi jefe, pero sabía que no sería despedida por el simple hecho de sobornar al mejor tatuador de la tienda que quería salir con mi hermana menor.

- Elizabeth hoy salgo temprano, así que puedes quedarte con mis clientes de perforaciones –Explico Mick dándome su agenda.
- Te ves muy bien… ¿Tienes una cita? – Pregunte guiñando mi ojo.
- Si, con la sexy de tu hermana, gracias Elizabeth – Dijo sonriendo. –Por cierto debo pedirte algo más… Agrego mirándome.
- Llámame Lita maldito… - Conteste negando con la cabeza. - ¿Quién es ese espécimen? – Pregunte al ver a un muchacho entrar al local, parecía que estaba perdido o algo confundido, aunque podías ver cualquier cosa en el local.



- ¡Oh! ¡De eso quería hablarte! – Exclamo silbándole al muchacho que se acerco rápidamente. – El es mi primo Robert, acaba de llegar de Londres, vivirá conmigo así que… Se quedara contigo hasta que yo vuelva de mi cita – Dijo tomando sus cosas.
- ¡Oye! – Grite mirándolo.
- Robert, ella es Lita y te mostrara la cuidad, diviértanse – Se despidió para luego irse feliz.
- Um, debo hacer unas perforaciones así que deberás esperarme… No toque eso – Dije quitándole una aguja de perforación. - ¿Qué haces en Orange? – Pregunte acomodando mis cosas para atender a los clientes de Mick.
- Pues comienzo a trabajar mañana como Chef en el hotel Holiday Inn – Contesto en tanto yo preparaba a un cliente para perforarlo.
- ¿No eres demasiado joven para hacerte cargo de toda una cocina? – Le pregunte en tanto el cliente elegía el piercing que quería ponerse.
- Sí, tengo 25 pero soy el mejor – Respondió con aires de superioridad.

¡Tendré problemas con este snob prepotente! Me dije a mi misma en tanto me apuraba para terminar con los clientes de Mick.

- La verdad es que, no entiendo a las mujeres que llevan esta clase de vida, creo que este es un trabajo para hombres… Las mujeres se ven toscas y además parecen de mal gusto y nada refinadas – Desaprobó el muchacho con ese tono ingles que comenzaba a odiar.

Dirigí una mirada asesina hacia el, quería matarle.

- ¿Eso es porque crees que las mujeres no son capaces o porque eres un snob almidonado de clase social alta neo-europea, que vive en una mansión a las afueras de Londres? – Pregunte con algo de imparcialidad.
- Pues, lo primero – Contesto sin inmutarse.
- Ya veo, entonces eres algo así como un idiota… ¿Puedes acaso morir y dejarme tranquila? – Dije comenzando un duelo de miradas asesinas con ese Robert, al que estaba a punto de golpear. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario